La glándula tiroidea participa en la regulación del consumo de energía del organismo. La tiroides es una glándula pequeña con forma de mariposa que está adosada a la tráquea (en la garganta) y está formada principalmente por unas estructuras redondeadas de tamaño muy pequeño llamadas folículos.
Las células foliculares de la tiroides sintetizan y almacenan tiroglobulina (Tg). La tiroglobulina se escinde liberando las hormonas tiroideas T4 (o tiroxina) y T3 (o triyodotironina) a medida que se necesitan. La producción de estas dos hormonas y su liberación hacia el torrente circulatorio está estimulada por la TSH (hormona hipofisaria conocida también como tirotropina u hormona estimuladora de la glándula tiroides).
¿Cómo se utiliza?
La determinación de tiroglobulina puede ser útil cuando se presentan signos y/o síntomas de hipertiroidismo o un bocio (aumento del tamaño de la glándula tiroidea). Por otra parte, si el médico sospecha que los síntomas pueden estar relacionados con la enfermedad de Graves o con una tiroiditis, también solicitará la prueba. La Tg se determina también a intervalos regulares durante el tratamiento con fármacos antitiroideos (en situaciones como la enfermedad de Graves), para monitorizar la eficacia del tratamiento.
Más raramente, la tiroglobulina se solicita en bebés que presentan signos y/o síntomas asociados a hipotiroidismo.
En caso de que exista un cáncer de tiroides, la determinación de tiroglobulina (Tg) suele solicitarse antes de la extracción quirúrgica de la glándula. También se solicita para comprobar si después de la extirpación del tumor, ha quedado tejido tiroideo normal y/o canceroso. Normalmente se solicita de manera regular después de la cirugía del tumor para asegurarse que el tumor no reaparece o se extiende.
No todos los cánceres de tiroides producen tiroglobulina, aunque es posible que la produzcan los tipos más frecuentes y bien diferenciados como el cáncer folicular y el cáncer papilar; en consecuencia la concentración de tiroglobulina en sangre aumenta.
La tiroglobulina puede solicitarse, junto con la medida de la TSH, antes de iniciar el tratamiento de un cáncer de tiroides, para conocer si el tumor está produciendo tiroglobulina. Si realmente el tumor sintetiza la hormona, entonces puede repetirse la determinación de la tiroglobulina regularmente una vez finalizado el tratamiento para detectar posibles recurrencias. A veces se determina la tiroglobulina de manera seriada (varias determinaciones en un período concreto de tiempo) para evaluar posibles variaciones de su concentración; las medidas seriadas a menudo proporcionan más información que una determinación aislada.
Resumiendo, la principal utilidad es ayudar a determinar la eficacia del tratamiento del cáncer de tiroides y para monitorizar posibles recurrencias de la enfermedad.
¿Qué significa el resultado?
Es importante aclarar que en condiciones normales existe una pequeña cantidad de tiroglobulina en sangre.
Si una persona diagnosticada de cáncer de tiroides presenta inicialmente una concentración aumentada de tiroglobulina (Tg), probablemente la Tg se empleará como marcador tumoral. Los niveles de Tg deberían ser muy bajos o indetectables después de la extirpación quirúrgica del tiroides (tiroidectomía) y/o después de los subsiguientes tratamientos con yodo radioactivo. Si se sigue detectando Tg en sangre, seguramente habrá quedado cierta cantidad de tejido tiroideo (normal o canceroso), y será necesario un tratamiento adicional.
Personas con bocio (aumento de tamaño de la glándula tiroides), tiroiditis (inflamación de la glándula) o hipertiroidismo, pueden presentar concentraciones elevadas de tiroglobulina, aunque en estas situaciones la prueba no se solicita habitualmente.
¿Hay algo más que debería saber?
Concentraciones elevadas de tiroglobulina (Tg) no son diagnósticas de un cáncer de tiroides. El cáncer se diagnostica examinando al microscopio las células obtenidas en la biopsia.
Niveles elevados de Tg no implican de por sí un mal pronóstico. En la monitorización de las recurrencias de cáncer, es más importante el cambio de la concentración de tiroglobulina en el tiempo que un resultado aislado.
Es posible que el médico solicite un estudio de autoanticuerpos antitiroglobulina junto con la determinación de la tiroglobulina. Los autoanticuerpos antitiroglobulina (también conocidos como anticuerpos tiroglobulina) son proteínas que el sistema inmune del organismo produce y que atacan a la misma tiroglobulina. Estos anticuerpos pueden aparecer en cualquier momento y, en caso de estar presentes, se unen a la tiroglobulina en sangre e interfieren con la medida de la misma. Una vez se han desarrollado, los autoanticuerpos antitiroglobulina no desaparecen, por lo que la prueba que mide la tiroglobulina deja de tener utilidad.
Entre un 15% y 20% de personas con cáncer de tiroides desarrolla autoanticuerpos antitiroideos.
Es importante que las determinaciones seriadas de tiroglobulina se realicen en el mismo laboratorio, ya que los métodos de análisis pueden producir diferentes resultados en función del laboratorio en el que se realicen.
En caso de que se haya extirpado la glándula tiroides, será necesario un tratamiento sustitutivo de por vida con tiroxina.